miércoles, 24 de diciembre de 2008

Yo soy Nikola Zigic...

DECISIONES




¿Me pongo la camiseta roja de Duff o la negra del 10? ¿Me hago unos macarrones o un poco de carne? ¿Me tomo una fanta de naranja o un zumo de piña?...decisiones y más decisiones. En el día a día, y noche a noche, estamos tomando decisiones, muchas de ellas bakalas (chorras), que apenas tienen consecuencias, lo complicado es cuando la decisión que tienes que tomar es de las importantes. Ahí estoy yo, rayándome por una decisión.



Recuerdo cuando el Pequeño Jimmy dudaba entre marcharse a ver en directo el programa de televisión de Ana Rosa o el de Maria Teresa, no lo tenía nada claro. Una tarde fría, en el viejo muelle de Stock Rock, el tío Jack y el pequeño Jimmy estuvieron hablando. Jimmy, le miro fijamente a los ojos, le contó su historia, y esperó la respuesta de un veterano de la vida como era el gran tio Jack. ¿Ana Rosa o Maria Teresa? El viejo Jack respiro profundo, alejo su mirada hacia el mar que permanecía silencioso enfrente de ellos, pasaron unos segundos y volvió a fijar sus ojos en el pequeño Jimmy para decirle unas palabras que jamás olvidaría, “nunca me gustó la sopa de garbanzos”.



Hablando de decisiones. Me convierto en Nikola Zigic, jugador de futbol, al que le proponen abandonar su club actual, el Valencia, para marcharse al Racing de Santander. Soy Nikola, tengo que elegir. Si me quedo en Valencia estará más complicado jugar, hay gente que no se ha portado bien donde estoy, pero es un lugar que ya conozco, que es más seguro, donde puedo disputar partidos de más nivel, donde me llevo muy bien con la mayoría de compañeros. Por el otro lado, Racing de Santander, no sé cómo me puede ir allí, es una opción más insegura, al irme al Racing dejo la oportunidad que tenía de hacerme un hueco en la élite del fútbol, dejo de compartir momentos con buena y muy interesante personas, pero en Santander podría jugar más, puede ser una oportunidad de crecer individualmente, creo que si sale bien disfrutaría mucho más.



Ya no soy Nikola Zigic, vuelvo a ser Carlos. Che, ojala hubiese una solución intermedia para Nikola Zigic, pero no la hay, o Valencia o Racing, sin más. Nikola tiene miedo de arriesgar demasiado y perderlo todo. Arriesgate!! Pensamos enseguida loa, los que vemos esta decisión desde fuera, sin miedo, porque este no sería nuestro fracaso, sería el de Zigic si la decisión arriesgada no le fuese bien. Pero, si nos convertimos en Nikola, si lo que elegimos luego puede llevarnos a nuestro fracaso o éxito, nos lo pensamos más, es muy bonito decir “arriésgate”, lo complicado es decir “me arriesgo”. ¿Y si se queda en Valencia y triunfa? ¿y si no juega nada y a perdido una oportunidad? ¿Y si en el Racing triunfa y es más feliz que ahora? ¿Y si se marcha a Santander y no juega, lo pierde todo lo que tenía, fracasa? Bua!





Apunte de ciclismo: la próxima Vuelta Ciclista a España no será la Vuelta. Me explico. El recorrido hecho publico hace unas semanas anuncia que no pasará por el norte de España, es un recorrido basado en las ciudades que más pasta ofrecen (no se que sitio de Holanda lugar donde empieza la carrera, Válencia, Xátiva...). Me mola que pase por la Comunidad Valenciana, me acercaré a verla, pero no me mola la escasez, mejor dicho, la total ausencia del norte que con sus increibles paisajes hace del ciclismo un deporte espectacular. Por cierto la Generalitat Valenciana de Rasputin Camps se gasta un pastón para que la Vuelta a España pase por Valencia cuando la Vuelta a la Comunitat (que se celebra desde hace 29 años) no se va a celebrar por falta de pasta (será pq la Vuelta a España trae más fotógrafos? q cosas). Lo dicho, la Vuelta sin el norte no es la Vuelta, es otra cosa, la que sea, pero no la Vuelta a España.



Saludos de un tal Carlos, rayándome, decidiendo como Nikola Zigic, ¿arriesgarse o no? uuuummm, x cierto, yo le abría dado más bola al serbio...



miércoles, 10 de diciembre de 2008

Uuuuu...no abráis la ventana

TENGO MIEDO, ESTÁN CERCA...


Alineación al centro

No voy a contar la historia de los perros y los monos. Cuando leáis esto yo ya no estaré aquí. ¿Dónde estaré? Pues allí. Me molaba la frase para empezar.



Estoy asustado, aterrado, atemorizado…cagado. Esta noche me dirigía a mi hogar, situado en el centro urbano de Benifaió, sumergido en el frío invernal, mejor dicho, otoñal. Todo parecía tranquilo, relajado, silencioso, pero, a veces, el silencio suele esconder trágicas sorpresas. Observo el reloj de sol de la calle, son las nueve y seis minutos, demasiado pronto para lo que pensáis, muy tarde para lo que teméis, así que decido marcharme a casa para cenar.



Veo mi puerta desde la lejanía, me empiezan a temblar las piernas, ostia no, es el móvil que vibra, es un esemeeses (sms). Apago el móvil, no más sustos indolentes. Un paso, dos, tres, me acerco a mi destino, me detengo, veo algo impactante. Sin mover apenas la cabeza, con un sutil pero atrevido movimiento de ojos observo la ventana de mis tíos (viven debajo de mí), veo la ventana de mis vecinos musicales (los que igual te ponen a Andy y Lucas que te ponen a Estopa un domingo mañanero), miro la ventana de la vecina de enfrente, no me creo lo que veo, no reacciono.



Pasan segundos, para mí horas, por fin reacciono. Saco del bolsillo el carné del Club de Flan Dhul de mi cartera y lo cojo con todas mis fuerzas para que me proteja, de mi otro bolsillo saco las llaves de mi casa, abro la puerta, subo las escaleras rápido, no miro hacia detrás, no quiero mirar, no me atrevo, abro la puerta de arriba de mi casa, entro, con las llaves la cierro. Un respiro, ufff, abro la nevera me cojo un refresco y me saco el mero descongelado. Pongo la sartén sobre el fuego, cuando está caliente (yo no, la sartén) hecho el mero, espero unos minutos hasta que esté en su punto, mientras me cuento unos chistes (como el Arguiñano), me hacen gracia…en verdad no, pero me río…vale sí, es penoso. Me habían dejado una ensalada hecha, me la paso al plato con el mero y ceno. Enciendo la tele y veo un interesante reportaje sobre Buenos Aires, mi destino soñado, algún día lo conoceré.



Recuerdo lo que he visto hace ya media hora, el miedo vuelve a apoderarse de mí, soy una víctima del terror más despiadado. Tiro una zapatilla al televisor, lo rompo, tiro los platos al suelo, los rompo también, cojo un cuadro, lo rompo, ojeo la Superpop de este mes, la rompo (excepto el poster de Hugo Silva, por supuesto). Veloz como el viento me dirijo a mi habitación, allí, me guardo en un bolsillo unas mudas limpias por lo que pueda pasar, en el otro bolsillo me dejo mi discman con el CD de El Koala. En las manos sujeto el libro que todo hombre necesita en estos instantes “Cartas a un joven Español” de Jose Marí Aznar. Voy corriendo a la ventana de mi casa que da a la calle, la del salón. Cierro la ventana.



Allí estoy ahora, debajo de la ventana, ya han pasado horas, pero no se me quita de la cabeza la idea de que uno de ellos pueda entrar. Los he visto, con sus barbas blancas, sus vestidos rojos, con una bola blanca en la punta del gorro y escalando por las ventanas de mis vecinos. No les dejaré entrar en mi casa. Resistiré. No me rendiré. Tim Allen no entrarás. Protegeros hermanos, esto solo acaba de empezar, se acerca Navidad.



Por un mundo sin los tremendamente cursis Papa Noeles escalando por las ventanas, no seamos cutres. Un saludo de vuestro amigo, de vuestro amante, de vuestro vodka con limón, de vuestro lemur (muc, muc), de un neutro (gracias adrián, pobre arancha, ánimos arancha), de vuestro Carlos, carlitos, o simplemente litos, jaja. Gracias por ser la base de mi pizza, "sin champiñones y no te pases con el queso".




Aviso legal, de colega a colega.

Carlos Gallardo Roig no se hace responsable de los comentarios de este blog ni de la carrera musical de Falete. Todo lo que habeís leido lo ha elaborado un mono titi. El mono no quiere ser identificado así que le pondremos como alias "el algarrobo", pues bien, este mono quiere expresar su malestar con Eduardo Zaplana por ese moreno envidiable. Queda prohibida la copia del contenido de este blog sin la autorización del pequeño Jimmy. Un brazo.